Cada 16 de octubre se celebra el Día Mundial de la Alimentación, una fecha instituida por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en 1979 con el objetivo de erradicar el hambre y promover dietas más saludables y sostenibles. Este propósito se alinea con la meta de “hambre cero” que plantea la Agenda 2030.
Según la FAO, más de 670 millones de adultos y 124 millones de menores en el mundo padecen obesidad, mientras que 40 millones de niños menores de cinco años tienen sobrepeso. El fenómeno, cada vez más extendido, está vinculado al cambio en los hábitos alimentarios, especialmente en zonas urbanas donde la comida rápida ha desplazado a los platos caseros.
El estudio del organismo internacional señala que este cambio no solo afecta la salud humana, sino también al medio ambiente. A lo largo de la historia, la humanidad se alimentó de unas 6 mil especies de plantas, pero hoy solo nueve concentran el 66% de la producción mundial de cultivos, lo que representa una pérdida drástica de biodiversidad.
La FAO advierte que mientras se protegen especies animales en riesgo de extinción, la dieta global ha llevado a la desaparición silenciosa de miles de plantas que dejaron de cultivarse y fueron tratadas como malezas. La uniformidad alimentaria, además de empobrecer los ecosistemas, limita las opciones nutricionales de las personas.
Para revertir esta tendencia, el organismo recomienda volver a las comidas caseras, apoyar a los productores locales y diversificar el consumo de frutas y verduras. También sugiere reducir el uso de sal y aceites, fomentar el ejercicio diario y promover desde la infancia una relación más sana y consciente con los alimentos.





