Cada 23 de mayo se celebra el Día Internacional del Fútbol Femenino, una fecha que rinde homenaje a mujeres y niñas que han desafiado estereotipos y conquistado espacios en un deporte históricamente dominado por hombres. Esta jornada busca visibilizar la importancia de fomentar la equidad de género en todas las disciplinas deportivas, y especialmente en el fútbol, donde las mujeres han tenido que sortear innumerables obstáculos para poder jugar, competir y ser reconocidas.
La conmemoración fue impulsada en 2015 por la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Fútbol (CONCACAF), con el objetivo de promover la práctica del fútbol femenino en todo el mundo y estimular a las futuras generaciones. No solo se destaca la labor de las futbolistas, sino también la del cuerpo técnico, las árbitras y todas las mujeres que forman parte de este universo deportivo.
A lo largo de la historia, el fútbol femenino ha vivido momentos de avance y retroceso. El primer club del mundo, el British Ladies Football Club, fue fundado en 1894 por la activista Nettie Honeyball. En 1895 se disputó el primer partido oficial en Inglaterra ante 10 mil personas, pero en 1921 la Asociación Inglesa lo prohibió por considerarlo “inapropiado”, veto que recién se levantó en 1971.
Entre los hitos más importantes se encuentra la creación de la Copa Mundial Femenina de la FIFA en 1991, con su primera edición disputada en China y ganada por Estados Unidos. El fútbol femenino ingresó a los Juegos Olímpicos en 1996, en Atlanta, y hoy cuenta también con competencias juveniles organizadas por FIFA en categorías Sub-20 y Sub-17.
Nombres como Abby Wambach, histórica goleadora y ganadora del Balón de Oro en 2012, inspiran a miles de chicas en todo el planeta. En este día, más que celebrar resultados, se reconoce el esfuerzo de quienes siguen abriendo camino, haciendo del fútbol una cancha cada vez más igualitaria.