El 7 de febrero se celebra el Día de Mandar una Carta a un Amigo, una fecha especial que invita a recuperar la tradición de la correspondencia escrita, en un mundo dominado por la inmediatez digital. Escribir una carta a mano no solo es un gesto de afecto, sino que también estimula el cerebro y fortalece la memoria, según la neurociencia.
A lo largo de la historia, las cartas han servido para declaraciones de amor, confesiones, rompimientos y noticias inolvidables. Curiosamente, en las oficinas de correos del mundo llegan miles de cartas dirigidas a Dios y a Santa Claus, y en la antigüedad las epístolas se escribían en tablillas de arcilla. Además, un estudio indica que las palabras tienen mayor credibilidad cuando se escriben a mano, en lugar de ser tipeadas.
Las cartas pueden viajar por meses antes de llegar a destino, pero su impacto en quien la recibe es profundo. Un caso famoso ocurrió en 1967, cuando un adolescente encontró una botella con un mensaje en una playa de Liberia; tras responder la carta, nació una amistad que lleva más de 55 años.
Enviar una carta es una forma de decirle a alguien que te importa, sin necesidad de esperar Navidad, Año Nuevo o San Valentín. Porque los verdaderos amigos pueden estar lejos, pero nunca ausentes del corazón.