El ‘plogging’ es una innovadora práctica deportiva que fusiona el ejercicio con el activismo ambiental. Esta actividad consiste en correr o caminar mientras se recolectan residuos del entorno, promoviendo un estilo de vida saludable y sostenible. Su nombre proviene de la unión del término sueco ‘plocka upp’ (recoger) y la palabra inglesa ‘running’ (correr), y se originó en Estocolmo en 2016, ganando rápidamente popularidad a nivel mundial.
Aunque muchas personas ya practicaban esta actividad sin conocer su nombre, el ‘plogging’ se consolidó como un fenómeno global gracias a la difusión en redes sociales y al compromiso de diversas organizaciones. En España, el movimiento fue impulsado por Eduar Reyes Olivares, quien lo implementó tras inspirarse en colegas franceses y la observación de la basura en sus rutas de running. Reyes Olivares destaca que el ‘plogging’ surgió entre corredores con conciencia ambiental y que no afecta el rendimiento deportivo, sino que le añade un valor significativo.
El ‘plogging’ trascendió el ámbito deportivo, convirtiéndose en una herramienta de concienciación sobre el impacto de los residuos en la naturaleza. Es una actividad accesible y económica que permite a empresas y entidades fortalecer su compromiso ambiental a través de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Además de la limpieza urbana, el ‘plogging’ demostró ser una poderosa herramienta de activismo social, como se evidenció en Brasil durante las inundaciones de 2021, donde la comunidad ‘plogger’ se organizó para labores de limpieza y búsqueda.
El ‘plogging’ también se practica en Argentina. En 2018, la médica marplatense Paula Gosso Eguía creó Plogging Argentina, un grupo de aficionados que se extendió por todo el país. Para practicarlo, se recomienda usar ropa cómoda y deportiva, llevar guantes y una bolsa para los residuos. Entre sus beneficios se encuentran evitar el sedentarismo, promover el cuidado de las ciudades, contribuir a la sostenibilidad, generar un mayor gasto calórico y aportar endorfinas.