Entre las postales de los entrenamientos de la Selección argentina en Alicante, antes del amistoso ante Angola, apareció un rostro desconocido que llamó la atención: Demián Talavera, arquero de apenas 18 años que pertenece a San Lorenzo y todavía no firmó contrato profesional con el club. Lionel Scaloni lo convocó como sparring para acompañar a Gerónimo Rulli y Walter Benítez, en una experiencia que puede marcar un antes y un después en su carrera.
La presencia de Talavera en la concentración albiceleste se suma a la lista de jóvenes formados en Boedo que fueron observados por el cuerpo técnico nacional, lo que refuerza el vínculo entre las divisiones juveniles del club y la Selección Mayor. Para el arquero, esta convocatoria representa una oportunidad única de aprendizaje, mientras que para San Lorenzo significa la urgencia de asegurar su continuidad en la institución.
A pesar de ser parte del plantel de Reserva y de haber participado en entrenamientos con el primer equipo, Talavera aún no firmó su primer contrato profesional, situación que preocupa a la dirigencia azulgrana. La falta de vínculo formal deja abierta la posibilidad de que otros clubes se interesen en su incorporación, una situación que San Lorenzo busca evitar para no perder a uno de sus talentos más prometedores.
En un contexto en el que las restricciones de la FIFA limitan la llegada de refuerzos, el fortalecimiento del semillero cobra mayor relevancia. Por eso, la protección y desarrollo de figuras como Demián Talavera se vuelven estratégicos para el futuro del club, tanto en lo deportivo como en lo institucional.
El caso recuerda al de Javier Mascherano, cuando fue convocado por Marcelo Bielsa a la Selección Mayor antes de debutar en River. Talavera vive ahora una historia similar: entrenarse junto a los campeones del mundo bajo la mirada de Scaloni, una experiencia que lo proyecta como una de las grandes promesas del arco argentino.





