El abuso emocional en las relaciones de pareja puede adoptar diversas formas, pero una de las más sutiles y devastadoras es el gaslighting o luz de gas. Este término, inspirado en una obra de teatro de Patrick Hamilton y su adaptación cinematográfica, describe un patrón de manipulación psicológica donde la víctima es llevada a dudar de su percepción, memoria e incluso cordura.
“El gaslighting es frecuente en frases como ‘me da vuelta las cosas’ o ‘termino cuestionándome lo que pienso’. Su objetivo es desestabilizar emocionalmente a la persona dominada”, explican especialistas. Este tipo de abuso puede ser intencional o involuntario, pero en ambos casos tiene efectos profundamente perjudiciales en la salud mental de las víctimas.
En su forma intencional, el gaslighting suele ser ejecutado por individuos con rasgos psicopáticos que buscan obtener beneficios emocionales, sociales o económicos. Estas personas manipulan a sus parejas para volverlas dependientes, vulnerables y sin criterio propio. Por otro lado, la versión involuntaria, aunque más difícil de identificar, también resulta destructiva. Aquí, el dominador socava la seguridad y la confianza de la víctima de manera constante, haciéndola sentir inadecuada o equivocada en cada decisión que toma.
Las relaciones marcadas por el gaslighting tienden a ser codependientes. La dinámica de control y sumisión se retroalimenta, dificultando que la víctima rompa el vínculo. Muchas veces, estas relaciones replican patrones familiares aprendidos, y la ruptura puede generar un profundo vacío en ambas partes, lo que lleva a recaídas y continuas reconciliaciones.
Diez consejos para romper con el gaslighting
- Identificar comentarios despectivos o conductas que desacrediten.
- Determinar si el comportamiento es repetitivo en el tiempo.
- No ignorar las señales; es fundamental expresar los desacuerdos.
- Reconocer que quien manipula encuentra satisfacción en desestabilizar al otro.
- Nunca permitir que cuestionen tus valores o capacidades.
- Poner límites y no reprimir la bronca; el silencio perpetúa el abuso.
- Evitar culparse por las reacciones del manipulador; este cambio de roles es un mecanismo común en el gaslighting.
- Buscar apoyo en amigos, familiares o terapia profesional.
- No tolerar este tipo de manipulación en ninguna circunstancia.
- Romper el vínculo de manera total y definitiva; no creer en promesas de cambio que perpetúan el círculo de abuso.
Salir de una relación manipuladora es difícil pero posible. Reconocer las señales, buscar ayuda y dar pasos firmes hacia una vida libre de abuso son las claves para reconstruir la autoestima y apostar por relaciones más sanas.