El Gobierno nacional anunció un aumento para los médicos residentes del Hospital Garrahan, que llevará sus salarios a $1.300.000 desde el 1 de julio. Sin embargo, lejos de desactivar el conflicto, la medida generó nuevas tensiones dentro del hospital. Desde la Asamblea de Residentes aseguraron que no recibieron ninguna oferta formal y ratificaron la continuidad de las medidas de fuerza. Además, ATE advirtió que la suba no resuelve el reclamo general, ya que deja afuera al 90% del personal.
El aumento implica una suba de $300 mil, al pasar el bono de $200 mil a $500 mil. Si bien desde el Gobierno se buscó presentar esta decisión como una respuesta al reclamo de los profesionales en formación, los sectores involucrados insisten en que la propuesta fue inconsulta y parcial. En un comunicado, los residentes repudiaron los modos del anuncio y afirmaron que su lucha no responde a intereses partidarios.
La Junta Interna de ATE denunció que la medida excluye al resto de los trabajadores del hospital, incluidos médicos de planta, enfermeros, técnicos y personal administrativo. “Nos quieren dividir”, afirmaron, y convocaron a una asamblea general para el martes 3 de junio para definir los próximos pasos, que podrían incluir nuevas medidas de fuerza y movilizaciones.
El Gobierno, en tanto, endureció su discurso. A través de un comunicado del directorio del hospital, insistió en que el conflicto es impulsado por sectores gremiales con privilegios que se resisten al control biométrico de asistencia. Además, deslizó que habrá sanciones y posibles despidos para quienes superen los cinco días de huelga. Desde ATE respondieron que se incumplió la conciliación obligatoria y que no hubo ninguna instancia real de negociación.
El presidente Javier Milei también se refirió al tema en una entrevista, en la que vinculó las protestas con la existencia de “ñoquis” en el sistema de salud. “¿Usted está de acuerdo con que haya ñoquis que le filtren recursos a gente que no trabaja?”, preguntó retóricamente, en línea con la estrategia oficial de confrontar con los gremios antes que buscar una salida al conflicto salarial.