Tras cinco años de vigencia de modalidades laborales flexibles surgidas durante la pandemia, las empresas argentinas se suman a una tendencia global de retorno a la presencialidad. Compañías de gran envergadura como Amazon y JP Morgan encabezan esta iniciativa, revalorizando el trabajo en oficina como un ámbito central para la productividad, el intercambio y la cohesión organizacional. Lo que antes se veía como un giro definitivo hacia el trabajo remoto, hoy se redefine hacia un esquema mixto donde la presencia física recupera terreno.
Este fenómeno ya está mostrando un impacto concreto en el mercado inmobiliario de oficinas en Buenos Aires. Según datos de CBRE, el primer trimestre de este año registró una absorción positiva de más de 15.000 m² de oficinas premium, la cifra más alta desde el inicio de la pandemia. Esto provoca una leve pero sostenida baja en la vacancia de zonas clave como Catalinas o el corredor Panamericana. La clave está en la "resignificación del espacio de trabajo", que ahora debe ser atractivo y ofrecer entornos flexibles con buena ubicación, luz natural y tecnología.
En Argentina, un caso emblemático es JP Morgan, que recientemente concretó el mayor acuerdo de alquiler corporativo de las últimas dos décadas en la ciudad, ocupando más de 20 pisos en un nuevo campus en Núñez. El director ejecutivo de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, es un firme defensor del trabajo presencial, argumentando que fomenta una mayor colaboración, creatividad e innovación. A nivel internacional, Amazon también exigió el regreso a la oficina cinco días a la semana a sus empleados en enero, marcando una pauta estricta.
Sin embargo, el retorno a la presencialidad no es unánime y enfrenta resistencias por parte de los empleados. Un informe de Adecco Argentina reveló que el 60% de los trabajadores bajo modalidad híbrida dejaría su puesto si se impusiera la presencialidad completa. Además, un 71,9% señala que el encarecimiento del transporte representa un obstáculo significativo para asistir todos los días a la oficina. Por ello, las empresas deben ofrecer algo más que un espacio operativo, creando entornos que promuevan el sentido de pertenencia y las actividades colaborativas.
Pese a los desafíos, los indicios sugieren que esta tendencia es un ajuste estratégico y no una moda pasajera. Se espera que en el transcurso de 2025 la ocupación de espacios premium siga recuperando terreno. Este movimiento, más palpable en sectores profesionalizados y multinacionales, refleja cómo las compañías están redefiniendo sus políticas laborales y su "footprint" inmobiliario, entendiendo que el trabajo remoto, si bien tiene ventajas, también presenta límites para la dinámica organizacional.