Esta inminente suba está directamente ligada al encarecimiento del petróleo a nivel internacional, provocado por la escalada del conflicto entre Israel e Irán. Esta situación representa un desafío para los esfuerzos del Gobierno nacional por contener la inflación en el país.
Miguel De Paoli, referente del rubro de expendio de combustibles, explicó que la cotización del barril registró un aumento significativo, y mientras persista la tensión en Medio Oriente, es improbable que el precio retroceda. De Paoli no se mostró sorprendido ante este escenario, anticipando que se revertirá la baja del 4% que se había visto en mayo.
En efecto, desde que comenzó junio, el valor del petróleo Brent, que es la referencia para el mercado argentino, escaló más de un 20%. Pasó de 63 a 76 dólares por barril, mostrando la marcada influencia de los eventos geopolíticos en los costos de la energía a nivel global.
A nivel local, los empresarios del sector estiman una suba cercana al 5%, argumentando que los precios de los combustibles arrastran un desfase de hasta el 18%. Las compañías privadas planean recuperar ese margen aplicando aumentos de forma progresiva, lo que impactará directamente en el bolsillo de los consumidores argentinos.
En conclusión, la guerra en Medio Oriente impacta directamente en el bolsillo de los argentinos, generando presión sobre los precios de los combustibles y desafiando la estabilidad económica que busca el Gobierno. La expectativa es que la suba se materialice en los próximos días, reflejando el encarecimiento del crudo a nivel mundial y la necesidad de las compañías de recuperar el margen de desfase acumulado.