Maduro comunicó a Trump que estaba listo para abandonar Venezuela, siempre y cuando se le garantizara una amnistía legal completa tanto para él como para su familia. Las fuentes consultadas subrayaron que Maduro condicionó su renuncia y salida del país al otorgamiento de un salvoconducto jurídico. Si bien la propuesta apunta a un escenario de refugio político, no se han detallado los posibles destinos para el dictador y su círculo familiar.
Esta propuesta llega en un contexto de máxima presión por parte de Estados Unidos. Desde 2019, Washington y otros gobiernos occidentales desconocen a Maduro como presidente legítimo, y la administración Trump ha reforzado las medidas de presión económica y diplomática. El presidente Trump ha intensificado recientemente su retórica, declarando que “los días de Maduro están contados”.
En este ambiente de incertidumbre, el dictador chavista ha recibido mensajes de respaldo de aliados como Rusia y Bielorrusia. El presidente ruso, Vladimir Putin, reiteró un "apoyo firme y categórico" a Maduro. Además, el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, mantuvo reuniones con el embajador venezolano en Moscú y habría reiterado la bienvenida a Maduro en caso de que decidiera salir de Venezuela, alimentando especulaciones sobre un posible país receptor.
A pesar de la relevancia del diálogo, ni la Casa Blanca ni la dictadura chavista han hecho comentarios públicos sobre el contenido concreto de la llamada o si han existido negociaciones formales posteriores. La información sobre esta conversación marca un nuevo capítulo en las negociaciones discretas que han acompañado la crisis venezolana, mientras Estados Unidos sostiene su estrategia de presión máxima.
