Cada 9 de octubre, Argentina recuerda y celebra a los guardaparques nacionales, profesionales dedicados a la protección de la flora, fauna y paisajes emblemáticos del país. La fecha fue establecida en 1934 mediante la Ley N° 12.103, que sentó las bases para la creación de un cuerpo especializado de custodios de áreas protegidas.
El primer grupo de guardaparques fue designado en 1928 en el Parque Nacional del Sur, marcando el inicio de una labor que con el tiempo se profesionalizó. Hoy su trabajo incluye patrullajes terrestres y acuáticos, control de visitantes, prevención de incendios y promoción de buenas prácticas de conservación.
La formación especializada comenzó en 1938 en la Isla Victoria y se consolidó en 1967 con la creación de la Escuela de Guardaparques, la primera de América Latina. En 1969 pasó a llamarse Centro de Instrucción de Guardaparques “Guardaparque Bernabé Méndez”, en homenaje a quien falleció defendiendo el Parque Nacional Iguazú.
Actualmente, la capacitación se realiza en el Centro de Formación y Capacitación en Áreas Protegidas, en Córdoba, donde los aspirantes aprenden gestión de áreas protegidas, botánica, zoología, ecología, topografía y primeros auxilios. Desde 1990, guardaparques argentinos participan además en misiones en la Antártida, siendo el único país que envía personal de forma sistemática a bases como Orcadas, Carlini y Esperanza.
La figura del guardaparque se consolidó gracias a pioneros como Francisco P. Moreno, Exequiel Bustillo y Carlos Thays, y hoy simboliza la protección ambiental en Argentina. Cada 9 de octubre se celebra su dedicación y esfuerzo, garantizando que los parques puedan ser disfrutados por las generaciones futuras mientras se preserva la biodiversidad del país.





