Héctor Godoy es oriundo de Las Palmas, Chaco, y desde hace más de tres décadas reside en Río Grande, Tierra del Fuego. “Vine en el 89, me volví al Chaco en el 90, 91 estuve allá, 92 volví otra vez para acá y de ahí me quedé hasta la fecha”, contó en diálogo con Radio Facundo Quiroga. Explicó que la decisión de migrar estuvo influida por razones económicas y el deseo de su padre de que buscara un futuro distinto: “Mi papá trabajaba en la municipalidad y no quería que siga la misma carrera de él. Me dijo ‘andá para allá’ y así llegué”.
Con una vida laboral diversa, Godoy logró estabilidad en el sur. “Trabajé de todo un poco, estuve en el comercio y después pude entrar en el ámbito educativo. Me quedé como preceptor en dos escuelas y ahora estoy jubilado hace dos meses”, señaló.
Respecto a las diferencias entre el norte y el extremo sur del país, aseguró: “Se vive mucho tiempo encerrado por el clima. No podés salir como en el norte a andar en bici o caminar, pero uno se acostumbra”. Sin embargo, reconoció que extraña su provincia natal: “La libertad se extraña, salir a tomar mate afuera, ver la gente que pasa. Acá casi ni sabés quién vive al lado tuyo”.
Godoy formó su familia en Tierra del Fuego junto a su esposa oriunda de Buenos Aires. “Tuvimos dos nenas hermosas. A una le gusta el Chaco, a la otra no tanto, por los mosquitos, los bichos”, relató. También intenta transmitirles sus raíces: “Le enseñé todo lo que aprendí de chico y lo que me enseñaron mis padres”.
Aunque hoy se siente cómodo en el sur, no descarta volver al norte. “Estoy viendo la posibilidad de irme a vivir a Corrientes, pero por ahora me quedo acá. La más chica está estudiando y eso nos frena un poco. Cuando ella decida qué va a hacer, vemos qué hacemos con mi señora”, concluyó.





