El agua es esencial para el buen funcionamiento del cerebro, y aunque muchos no lo perciban, su falta puede tener efectos negativos en nuestras funciones cognitivas y emocionales. El cerebro humano está compuesto en un 80% de agua, por lo que no sorprendería que una hidratación adecuada sea clave para el rendimiento mental.
La relación entre la hidratación y el rendimiento cerebral
El agua tiene una relación directa con el funcionamiento cerebral. La deshidratación, incluso en niveles moderados, puede afectar la concentración, la memoria y la toma de decisiones. Según estudios recientes, una pérdida del 1-2% de agua corporal puede disminuir la capacidad de concentración y el enfoque, lo que subraya la importancia de mantenerse hidratado, especialmente en tareas que requieren atención prolongada, como estudiar o resolver problemas.
“La deshidratación es uno de los factores más rápidos que deterioran el rendimiento cerebral. El cerebro necesita recursos constantes, y el agua es uno de los más esenciales”, comentó la nutricionista Mónica Herrero. Además, destacó que los alimentos también pueden contribuir a la hidratación del cerebro, aportando nutrientes que optimizan su funcionamiento.
Hidratación y su impacto en el estado emocional
La deshidratación no solo afecta la concentración, sino que también tiene un impacto directo sobre el bienestar emocional. Las personas que no están correctamente hidratadas suelen experimentar mayor irritabilidad, estrés y ansiedad. Esto se debe a cómo el agua regula la temperatura del cerebro y ayuda en la eliminación de toxinas. La hidratación adecuada, por lo tanto, no solo favorece las funciones cognitivas, sino que también promueve un estado emocional más equilibrado.
Herrero explicó que la hidratación mantiene la temperatura cerebral, lo que contribuye a reducir los efectos de factores estresantes y mejora el estado de ánimo general, lo que puede prevenir picos de ansiedad y mantener un nivel emocional más estable a lo largo del día.
Consecuencias de no hidratarse correctamente
La falta de agua puede llevar a consecuencias graves para el cerebro, desde problemas de concentración hasta aumento del estrés y alteraciones en el estado de ánimo. Un estudio de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA) descubrió que la deshidratación leve puede elevar los niveles de ansiedad, y que la falta constante de hidratación afecta negativamente la memoria a largo plazo.
Además, la deshidratación prolongada interfiere en la calidad del sueño, impidiendo que el cerebro se recupere adecuadamente durante la noche. El dolor de cabeza es uno de los síntomas más comunes de la deshidratación, y es causado por la falta de agua, que dificulta el funcionamiento normal del cerebro.
Recomendaciones para mantener la hidratación constante
No esperar a tener sed es clave para evitar la deshidratación. Según Herrero, la sensación de sed ya indica que el cuerpo está comenzando a deshidratarse, por lo que lo ideal es beber pequeñas cantidades de agua durante todo el día.
Además de los líquidos, una parte significativa de la hidratación proviene de los alimentos, especialmente frutas, verduras y caldos. Estos también ayudan a mantener el equilibrio hídrico en el cuerpo, lo que refuerza el bienestar físico y mental.
Por lo tanto, si bien el agua es fundamental para mantener un cerebro sano y productivo, lo mejor es acompañarla de buenos hábitos diarios de hidratación, incluyendo la ingesta de alimentos ricos en agua, para mejorar el rendimiento cerebral y mantener el bienestar emocional.