A los 21 años, Alejandra Leguizamón enfrentaba una encrucijada que cambiaría su vida para siempre. Después de ser despedida de su trabajo en una agencia de publicidad por quedar embarazada, encontró en la adversidad la motivación para emprender su propio negocio, un proyecto que hoy impacta a miles de mujeres.
“Si no me hubieran despedido, no sé si me hubiese animado”, reflexionó Alejandra, quien hoy lidera Mamá Emprende, una academia online que ayuda a mujeres a construir sus propios negocios desde cero.
La emprendedora, quien vivió su infancia en Beccar, zona norte del conurbano bonaerense, siempre había tenido claro que no quería repetir la vida de su madre, quien trabajó incansablemente para mantener a sus hijos. Fue esta determinación la que la llevó a iniciar su carrera en la agencia de publicidad, aunque lo que nunca imaginó fue que un despido provocaría el giro inesperado hacia el emprendimiento.
"Fue un punto de inflexión", recordó Alejandra. Mientras su marido, Miguel, buscaba un empleo estable, ella decidió emprender. Con poca experiencia pero muchas ganas de progresar, comenzó un negocio de decoración mayorista. A pesar de los primeros tropiezos, como vender en ferias sin éxito, no se rindió. Empezó a vender en Facebook y su negocio creció rápidamente, ampliando su mercado a nivel nacional.
Sin embargo, la presión de estar siempre disponible para sus clientes la llevó a enfrentar problemas de ansiedad. Este fue un momento clave que la motivó a cambiar de dirección. Tras un año de reflexión, decidió vender su negocio y crear Mamá Emprende, un espacio para enseñar a otras mujeres a emprender de manera eficiente, evitando los errores que ella cometió.
Hoy en día, Mamá Emprende es un éxito. Alejandra, que en 2017 comenzó con un solo curso sobre cómo crear una tienda online, ahora tiene un equipo de 10 personas y ayuda a más de 25 mil mujeres a lograr sus sueños emprendedores. "Lo que logré jamás lo hubiese conseguido trabajando en una empresa de publicidad", admitió, quien también resalta que la flexibilidad de su trabajo le permite equilibrar su vida personal y profesional.
La clave de su éxito radica no solo en su esfuerzo, sino también en el apoyo de su marido y la comunidad de mujeres emprendedoras que la rodea. Alejandra reconoce que el entorno adecuado es fundamental para alcanzar el éxito, y por eso, su proyecto es mucho más que un negocio, es un propósito.
Hoy, Alejandra disfruta de los frutos de su emprendimiento: tiene su propia casa, puede viajar y pasar tiempo con su familia, y lo más importante, ha logrado superar sus propios miedos. “La decisión de emprender fue la mejor que pude haber tomado. Si no me hubieran despedido, no sé si me hubiese animado. La bendición fue ese despido, porque sin eso no hubiera dado el paso”, concluyó.